El gato del bosque noruego (Norsk Skogkatt) es un gato doméstico salvaje y elegante. Se desconoce su origen exacto, y hay muchos mitos y leyendas escandinavos que lo rodean.
Existe una leyenda popular de que los bosques noruegos tienen poderes sobrenaturales, y son una mezcla de gatos y linces.
El gato del bosque noruego es una raza grande.
Su cabeza es triangular y su contorno es recto.
Tiene ojos grandes y expresivos.
Las orejas son puntiagudas, perfectas para cepillos que recuerdan a un lince.
Su cuerpo es largo, fuerte y musculoso.
Perfectamente adaptado al frío, su doble pelaje es semilargo y denso, con un precioso manto impermeable brillante y collar de pelo de estilo real.
Su cola es larga y esponjosa.
En cuanto a la coloración, se admiten todos los colores excepto el color point, chocolate, lila, canela y leonado.
Es una especie muy sociable, inteligente y de personalidad muy estable, le gusta la compañía de los humanos y prefiere a sus semejantes.
Les fascinan las alturas y ver panoramas, por eso son grandes escaladores.
Son muy buenos cazadores y les encanta jugar en el agua.
La gomita del bosque noruego tiene una propiedad especial, en el espacio entre los dedos se cubre de pelo, a baja temperatura se congela, lo usan como garfio para escalar.
Los machos son más grandes que las hembras, pueden alcanzar de ocho a diez kilogramos, y las hembras entre cuatro y cinco kilogramos.
Alcanzan la madurez a la edad de tres o cuatro años, cuando su pelaje alcanza su mayor brillo.
Este es un gato que no necesita muchos cuidados, y un ligero cepillado una vez a la semana es suficiente, sobre todo en la zona del vientre donde se forman las rastas.
Como curiosidad, en la antigüedad se le llamaba Huldrekatt o gato troll.