El gato tailandés es una raza fascinante, conocida por su carácter afectuoso, su voz expresiva y su increíble inteligencia. Considerado el antepasado directo del gato siamés moderno, conserva una apariencia más redondeada y un temperamento amigable que lo convierten en una excelente opción para familias activas o personas que buscan un gato sociable y cercano.
En este artículo vas a conocer a fondo al gato tailandés: su historia, personalidad, cuidados necesarios, salud, alimentación y mucho más. Si estás pensando en adoptar uno o simplemente querés saber más sobre esta hermosa raza, acá encontrarás toda la información que necesitás.
¿Cómo es el gato tailandés?
El gato tailandés es un felino de tamaño mediano con cuerpo musculoso y proporciones equilibradas. A simple vista, se distingue por su rostro redondeado, ojos almendrados de un azul intenso y un pelaje corto, denso y brillante. Su aspecto general es más robusto y menos alargado que el del gato siamés moderno, aunque ambos comparten raíces comunes.
Una de sus particularidades más llamativas es el patrón de color "point" —es decir, el contraste entre el cuerpo claro y las extremidades más oscuras—, muy similar al de los siameses. Sin embargo, a diferencia del siamés actual, el gato tailandés permite algunas variaciones de color más amplias e incluso admite manchas blancas en ciertas zonas.
Los machos pueden llegar a pesar entre 5 y 6 kg, mientras que las hembras suelen ser un poco más pequeñas, entre 3,5 y 4,5 kg. Su pelaje es fácil de mantener y tiene una textura suave al tacto.
Esta raza no solo es bella por fuera. Su expresión dulce y su postura erguida reflejan también una personalidad segura, curiosa y extremadamente sociable.
Origen e historia del gato tailandés
El gato tailandés tiene sus raíces en el antiguo reino de Siam, lo que hoy conocemos como Tailandia. Durante siglos, estos gatos vivieron en templos y hogares como animales sagrados y símbolos de buena suerte. Su imagen aparece en antiguos manuscritos tailandeses como parte de la herencia felina más importante del sudeste asiático.
En el siglo XIX, ejemplares de esta raza comenzaron a llegar a Europa y fueron la base del actual gato siamés. Sin embargo, con el tiempo, el estándar del siamés fue cambiando: se buscaba un cuerpo más estilizado, una cabeza más alargada y una silueta mucho más esbelta.
Frente a estos cambios, algunos criadores decidieron preservar la forma original del siamés tradicional, más robusta y de rostro redondeado. Así nació oficialmente la raza conocida hoy como gato tailandés, que fue reconocida por distintas asociaciones felinas a partir de los años 90.
En resumen, el gato tailandés es una vuelta a los orígenes: una raza que combina la belleza clásica del siamés antiguo con un temperamento ideal para la convivencia humana.
Personalidad y comportamiento del gato tailandés
El gato tailandés es un compañero afectuoso, activo y extremadamente comunicativo. No es de esos gatos que pasan desapercibidos: le gusta interactuar con sus humanos, seguirlos por la casa, “conversar” con maullidos y buscar atención a su manera. Es una raza ideal para quienes disfrutan de un gato presente y participativo.
Destaca por su inteligencia. Aprenden rápido rutinas, responden a su nombre y muchos disfrutan del entrenamiento con clicker, donde pueden aprender trucos sencillos como dar la pata o buscar objetos. También se adaptan con relativa facilidad a usar arnés para paseos supervisados.
En cuanto a su nivel de energía, son gatos curiosos, juguetones y activos. Requieren estimulación mental y física diaria, por lo que se recomienda enriquecer el ambiente con juguetes interactivos, estructuras para trepar, rascadores y juegos de inteligencia.
No es recomendable que vivan completamente solos durante largos períodos. Si no hay otra mascota en casa, es ideal que tengan compañía humana constante o que se valore adoptar una pareja.
En resumen, el gato tailandés no es un gato distante ni solitario. Necesita afecto, juego y atención para sentirse pleno y expresar todo su encanto.
Salud y cuidados necesarios del gato tailandés
El gato tailandés es una raza generalmente sana y robusta, con una esperanza de vida que puede superar los 15 años si se le brinda una buena alimentación y controles veterinarios regulares. No obstante, como toda raza, requiere ciertos cuidados específicos para garantizar su bienestar a largo plazo.
1. Vacunación y desparasitación:
Como muchos gatos que disfrutan del aire libre o que viven en hogares con más de un animal, se recomienda seguir un calendario de vacunación completo. Las más habituales incluyen: panleucopenia, calicivirus, rinotraqueítis, leucemia felina y rabia. Además, conviene desparasitarlo interna y externamente al menos cada 3 meses.
2. Pelaje fácil de mantener:
Al tener pelo corto y denso, no requiere cepillado diario. Con una sesión semanal es suficiente para eliminar pelo muerto y mantener el brillo natural. Aun así, el cepillado regular fortalece el vínculo y permite detectar a tiempo bultos, heridas o parásitos.
3. Sensibilidad al frío:
Pese a su energía y vitalidad, el gato tailandés no tolera bien las bajas temperaturas. En invierno, preferirá estar en interiores, por lo que se recomienda ofrecerle zonas cálidas y confortables donde descansar.
4. Enfermedades hereditarias poco frecuentes:
Si proviene de un criador serio, las enfermedades genéticas como la hidrocefalia, atrofia progresiva de retina o enfermedades cardíacas son poco comunes. Por eso es importante pedir siempre certificado de salud y conocer el linaje de los padres.
5. Visitas veterinarias regulares:
Aunque se vea saludable, llevarlo al veterinario al menos una vez al año para revisión completa, control de peso, salud dental y vacunas es clave para mantenerlo fuerte y feliz.
Alimentación recomendada para el gato tailandés
El gato tailandés es una raza activa que requiere una alimentación de alta calidad, rica en proteínas animales y baja en carbohidratos. Su metabolismo ágil y su estilo de vida curioso hacen que necesite energía sostenida sin caer en excesos que le generen sobrepeso.
1. Dieta basada en proteína animal:
Lo ideal es ofrecer alimentos con un contenido elevado de carne o pescado como primer ingrediente. Podés optar por pienso seco premium, comida húmeda balanceada o una combinación de ambas. También es válida la alimentación BARF (cruda y natural), siempre que esté supervisada por un veterinario especializado.
2. Evitá ingredientes de baja calidad:
Alimentos con subproductos animales no especificados, cereales en exceso, colorantes o azúcares añadidos no son recomendables. El gato tailandés, como carnívoro estricto, necesita una dieta natural y limpia.
3. Estimulación mediante alimentación interactiva:
Por ser una raza tan inteligente, podés usar comederos interactivos o juguetes dispensadores de comida para que se alimente mientras juega. Esto no solo lo estimula mentalmente, sino que evita que coma de forma ansiosa.
4. Agua siempre fresca y disponible:
Muchos gatos no beben suficiente agua, por lo que podés incentivar su consumo con una fuente de agua eléctrica, especialmente si consumen alimento seco. La hidratación es esencial para evitar problemas renales a largo plazo.
5. Golosinas ocasionales y naturales:
Podés premiarlo con snacks bajos en grasa, preferentemente naturales, como liofilizados de pollo o salmón. Usalos como refuerzo positivo durante el juego o el entrenamiento con clicker.
Ejercicio y ambiente ideal para un gato tailandés
El gato tailandés es muy activo, curioso y con gran necesidad de explorar su entorno. Esto significa que no es una raza que pueda vivir feliz en un ambiente aburrido o con pocas oportunidades de movimiento. Su bienestar físico y emocional depende en gran parte de contar con un entorno estimulante, tanto en interiores como al aire libre (siempre con seguridad).
1. Espacios verticales y zonas de exploración:
Colocar estantes, torres para gatos, rascadores altos o incluso repisas en las paredes le permite trepar, observar y moverse como lo haría en un entorno natural. Cuanto más complejo sea el espacio, más lo disfrutará.
2. Juguetes interactivos y rotación:
Los tailandeses disfrutan de juguetes que se mueven, emiten sonidos o que deben "cazar". También podés esconder snacks o croquetas en juguetes de inteligencia para que se mantenga entretenido. Cambiá los juguetes cada ciertos días para evitar el aburrimiento.
3. Enriquecimiento sensorial:
Las ventanas seguras con vista al exterior, los sonidos suaves, los difusores con feromonas, y la exposición controlada al aire libre (balcones con red o patios cerrados) son formas de mantener su mente ocupada.
4. Paseos con arnés:
Muchos gatos tailandeses se adaptan bien al uso de arnés y correa. Podés enseñarles de forma gradual y premiar su comportamiento para que disfruten de paseos al jardín o a zonas tranquilas. Es una excelente forma de canalizar su energía.
5. Tiempo de juego con su humano:
No basta con tener juguetes; esta raza necesita tiempo de juego activo con su persona. Usá cañas, pelotas o juegos de persecución para fortalecer el vínculo y ayudarlo a liberar energía.
Un gato tailandés bien estimulado será equilibrado, afectuoso y menos propenso a desarrollar problemas de comportamiento por aburrimiento o ansiedad.
¿Es buena idea adoptar un gato tailandés?
Si estás buscando un gato que sea cariñoso, activo, sociable e inteligente, el gato tailandés puede ser una elección ideal. Su personalidad cercana y expresiva lo convierte en un excelente compañero para personas que buscan un vínculo fuerte con su mascota.
Sin embargo, antes de adoptar uno, es importante tener en cuenta algunos aspectos clave:
- ✔ Le gusta la compañía: No es un gato solitario. Si trabajás muchas horas fuera, lo ideal es que tenga un compañero felino o al menos compañía humana regular.
- ✔ Requiere estimulación: No se adapta bien a entornos pasivos o aburridos. Necesita juegos, interacción y espacios que explorar.
- ✔ Es muy vocal: Tiene un maullido fuerte y no duda en usarlo para comunicarse. Si buscás un gato silencioso, esta raza no es para vos.
- ✔ Aprende rápido: Ideal para quienes disfrutan de enseñar trucos, rutinas o pasear con arnés.
En resumen, es una excelente elección si valorás la interacción diaria con tu gato y podés dedicarle tiempo, atención y enriquecimiento ambiental. Si buscás un gato que simplemente esté ahí sin demasiadas demandas, quizás debas considerar otra raza más independiente.
Precio y criadores: qué tener en cuenta
Si estás interesado en adquirir un gato tailandés con pedigrí, es fundamental buscar un criador responsable que garantice el bienestar de los animales y una genética saludable. Esta raza no es de las más comunes, por lo que su precio puede ser más elevado que el de otras razas más populares.
¿Cuánto cuesta un gato tailandés?
El precio de un gatito tailandés suele oscilar entre 700 € y 1.200 € en Europa, dependiendo del criador, el linaje, y si el ejemplar está destinado a compañía, cría o exposición. En América Latina, el precio puede variar ampliamente según la oferta local, pero también suele ser una raza considerada "de nicho".
¿Qué debe incluir el precio?
- Certificado de pedigrí y pureza racial
- Vacunas básicas al día y desparasitación
- Microchip
- Contrato de entrega y garantía sanitaria
- Socialización básica y adaptación al hogar
Cómo identificar un criador responsable:
- No entrega gatitos antes de los 12–14 semanas de edad
- Permite conocer a los padres y el ambiente donde se crían
- No tiene camadas constantes todo el año
- Solicita entrevista previa para asegurar una adopción consciente
- Entrega documentación sanitaria y responde a consultas posteriores
También podés consultar asociaciones felinas oficiales, foros especializados o veterinarios de confianza para obtener referencias. Adoptar un gato de raza implica compromiso, no solo económico, sino ético.
Curiosidades del gato tailandés
El gato tailandés no solo es hermoso y sociable, también tiene una serie de características únicas que lo convierten en una raza especial. A continuación, te compartimos algunas curiosidades que probablemente no sabías:
- Es considerado “el perro entre los gatos”: Gracias a su lealtad, capacidad para seguir a sus humanos por toda la casa y su interés por aprender trucos, muchos lo comparan con un perro.
- Tiene una voz potente: No es raro que “converse” con su familia humana. Su maullido es profundo, claro y muy expresivo, lo usa para pedir atención o interactuar constantemente.
- Disfruta los paseos con arnés: Con entrenamiento temprano, muchos gatos tailandeses aprenden a caminar con correa sin problemas. Les gusta explorar al aire libre, siempre que se sientan seguros.
- Es una raza “recuperada”: El gato tailandés representa la forma original del gato siamés tradicional, antes de las modificaciones estéticas que dieron lugar al siamés moderno. Es como viajar en el tiempo.
- Puede aprender a buscar objetos: Algunos ejemplares disfrutan traer pelotas pequeñas o juguetes, reforzando aún más su fama de “gato-perro”.
Estas curiosidades no solo lo hacen encantador, también demuestran su inteligencia y sensibilidad. Es una raza que sorprende a quien la conoce.
Conclusión: el gato tailandés, un compañero leal y lleno de energía
El gato tailandés es mucho más que una cara bonita. Es una raza que combina elegancia, historia, inteligencia y un carácter profundamente sociable. Perfecto para hogares activos, con humanos que buscan una conexión cercana y disfrutan del juego, el entrenamiento y la convivencia diaria.
Si estás considerando adoptar uno, asegurate de poder brindarle un entorno enriquecido, tiempo de calidad y afecto constante. A cambio, vas a ganar un compañero incondicional que sabrá comunicarse, jugar, aprender y hacerte compañía como pocos.
Desde su origen ancestral en Tailandia hasta su resurgimiento como raza reconocida, el gato tailandés demuestra que la elegancia no está reñida con la cercanía. Es, sin duda, uno de los felinos más humanos que existen.
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